Pelegrín Castillo Semán ha sido un personaje constante en la política dominicana de los últimos 16 años, con presencia en el Congreso Nacional y breves pasos por el Ejecutivo. Fue diputado desde 1994 hasta 2014 por la alianza de su partido, la Fuerza Nacional Progresista (FNP), con el entonces oficialista PLD diariolibre.com. Durante ese período resultó electo en cinco ocasiones, representando el Distrito Nacional, y en 2014 alcanzó un puesto en el gabinete al ser nombrado ministro de Energía y Minas por el presidente Danilo Medina acento.com.do. Esta trayectoria estuvo respaldada por la alianza que la familia Castillo mantuvo con el PLD desde 1994, obteniendo cuotas de poder en los gobiernos de Leonel Fernández y Medinaelcorreo.do. Sin embargo, a pesar de su largo recorrido y de su encendido discurso patriótico en defensa de la soberanía, la inmigración controlada y los “valores nacionales”, los logros concretos de Castillo han sido escasos. Incluso en áreas bajo su influencia directa –por ejemplo, la Dirección General de Migración estuvo en manos de un dirigente de la FNP entre 2011 y 2015– los problemas que él denunciaba persistieron sin mayor cambio listindiario.com, evidenciando una brecha entre su retórica y los resultados reales.
A lo largo de estos años, Castillo se ha destacado por propuestas y discursos de corte fuertemente nacionalista, aunque con nulos frutos tangibles. Defendió con vehemencia la polémica sentencia 168-13 del Tribunal Constitucional (2013), que redefinió la nacionalidad dominicana excluyendo a descendientes de inmigrantes haitianos, y rompió con el gobierno de Medina cuando éste buscó mitigar sus efectos por medio de una ley de regularización elcorreo.do. Desde entonces, su mensaje se ha radicalizado aún más: ha llegado a denunciar conspiraciones internacionales supuestamente dirigidas a “desestabilizar” el país fomentando una crisis migratoria desde Haití elnacional.com.do. En 2025, por ejemplo, advirtió de una “trama criminal compleja” apoyada por “actores foráneos poderosos” que buscaría provocar un éxodo masivo de haitianos a territorio dominicano elnacional.com.do. En nombre de ese alarmismo patriótico, Castillo y la FNP han exigido medidas extremas como declarar estados de excepción en provincias fronterizas, restablecer el servicio militar obligatorio, armar a civiles e incluso derogar las disposiciones de nacionalidad más humanitarias aprobadas por gobiernos previos elnacional.com.do elnacional.com.do. No obstante, tales iniciativas se han quedado en palabras: ninguna de estas propuestas se ha traducido en políticas efectivas impulsadas por Castillo. Paradójicamente, algunas acciones concretas en la línea nacionalista –como la construcción de un muro fronterizo para frenar la inmigración ilegal– fueron emprendidas por otros actores políticos en años recientes, sin que Castillo ni su partido hayan aportado más que retórica al respecto elnacional.com.do. En síntesis, los años de discursos encendidos no han producido reformas sustanciales ni soluciones palpables a los problemas que él mismo denuncia, más allá de mantener el tema en la conversación pública.
En el plano político-partidario, la conducta de Pelegrín Castillo refleja giros y candidaturas que parecen responder más a coyunturas de poder que a una línea ideológica coherente. Tras décadas de lealtad al PLD (desde 1994) y de beneficiarse de esa alianza, en 2015 la FNP rompió con Danilo Medina alegando diferencias “patrióticas” –la pretensión de reelección presidencial y la postura más flexible de Medina frente al tema migratorio y la nacionalidad elcorreo.do–, lo que provocó la salida de Castillo de su cargo ministerial. Acto seguido, Castillo se presentó como candidato presidencial en 2016, abanderando un proyecto nacionalista-conservador propio (bautizado como “Polo Soberano”) con énfasis en “Dios, Patria y Libertad” elcaribe.com.do. El resultado fue revelador: obtuvo un apoyo ínfimo en las urnas, apenas 16 mil votos (cerca del 0.4% del electorado) es.wikipedia.org, quedando muy lejos de cualquier posición de poder. Posteriormente, su FNP buscó cobijo político aliándose con la Fuerza del Pueblo de Leonel Fernández tras la división del PLD en 2019, volviendo a formar parte de una coalición dominante aunque con poco peso propio elcorreo.do elcorreo.do. Esa cercanía a Fernández –otro antiguo aliado convertido en opositor del PLD– reforzó la percepción de que Castillo ajusta su discurso según le convenga: de ser un incondicional aliado peledeísta pasó a crítico feroz de Medina, y luego a socio de Fernández en su nueva plataforma. De hecho, cuando recientemente Castillo culpó tanto a Leonel Fernández como a Medina por el “descontrol migratorio” sufrido por el país, recibió inmediatas réplicas que expusieron su inconsistencia: le recordaron que los “Vinchos” (su familia política) formaron parte de esos mismos gobiernos y hasta dirigieron Migración en esos años, sin resolver el problema listindiario.comlistindiario.com. En conclusión, la trayectoria pública de Pelegrín Castillo evidencia mucho ímpetu nacionalista y movimientos estratégicos para conservar relevancia, pero muy pocos logros concretos para la nación; su retórica patriótica no se ha traducido en hechos palpables, quedando sus propuestas en meros discursos y sus cambios de bando en simples búsquedas de espacio en el poder.